Para algunos, no tendría nada que decir ni opinar, para otros, especialmente los que creen en Jesucristo y lo siguen, la respuesta es sí, ya que el proyecto del Reino de Dios implica la justicia, la promoción de la dignidad humana, la construcción de una sociedad fraterna donde se den con claridad las señales de igualdad y participación.
Pero, antes de entrar en el tema estamos invitados a dialogar en base a estas preguntas:
• ¿Qué beneficios se obtienen de una adecuada participación ciudadana?
R:
• ¿Cuáles son los principales aportes del Pensamiento Social de la Iglesia?
R:
• ¿Cómo se debe entender la dignidad humana desde un pensamiento social cristiano?
R:
En las sociedades siempre hay conflictos, desigualdades, violencias e injusticias. Y de esto nos habla la Biblia en el episodio de la liberación de Israel, pueblo esclavizado en Egipto; más adelante, los profetas, como Amós, Miqueas, Oseas se dirigen al pueblo de Israel para denunciar el mal trato por los desposeídos y la riqueza opulenta. Los apóstoles y posteriormente, los padres de la Iglesia animaron las obras solidarias, como atención a las viudas, cuidar de los desposeídos. Entonces, en la visión bíblica y cristiana, siempre ha habido un “sentido de justicia social”, de solidaridad y de caridad activa. Pero la reflexión más ordenada y sistemática de estos temas es más reciente. El siglo 19.
Desde 1891 con la Encíclica “Rerum Novarum” el Papa León XIII, escribe abiertamente de los temas sociales en un tono marcadamente polémico contra las soluciones del pensamiento marxista y contra el capitalismo liberal de la época. En el siglo 20, otros pontífices volvieron sobre el tema muchas veces, porque los problemas continúan y se desarrollan con realidades nuevas. El conjunto de estas reflexiones se conoce como “Doctrina Social de la Iglesia”. Nuestro tema, ahora se trata de lo siguiente. ¿Qué aporte entrega la doctrina social de la Iglesia ante la problemática del desarrollo, ya en pleno siglo 21?
Pero antes, es preciso detenernos y captar una serie de conceptos. Por lo menos los enumeramos aquí.
Fuentes: ¿De dónde provienen estas enseñanzas? Ej: La Biblia
Principios: Cuáles son los conceptos más importantes de esta doctrina? Ej: La dignidad.
Temas: ¿De qué cosas habla, hacia dónde dirige sus consejos? Ej: La empresa, el trabajo.
¿Qué opinan ustedes?
Después de haber conversado, es recomendable detenerse a ver estas presentaciones, muy ilustrativas y didácticas. Agradezco al autor, José Antonio Cinco Panes, que tuvo la generosidad de subirlas a youtube.
El mismo, nos ilustra un poco más acerca de los principios: Ver especialmente, a partir del minuto 3 y 54”, [Dignidad de la persona humana, que es sujeto de derechos y deberes, con la tarea común de hacer posible la justicia, la igualdad, la tolerancia. El sentido comunitario (participación) para fortalecer los vínculos entre las personas y construir una sociedad solidaria, El bien común que mira más allá del individualismo, La justicia, La Caridad].
Respecto de las fuentes de la D.S.I, como pueden ver, la primera y más importante es la Biblia. Luego viven, como lo indica el vídeo, los que corresponden al Magisterio de la Iglesia, que incluye los documentos tales como Encíclicas, Exhortaciones, Cartas apostólicas, o documentos locales de conferencias Episcopales. Hay una fuente terciaria, que corresponde a estudios sociales y científicos del que utilizan ciertos datos los Papas y Obispos a modo de consulta.
Un documento conocido como “El Compendio”, que encargó Juan Pablo II por reunir en un cuerpo la inmensa variedad de textos de la D.S.I, tiene el valor de orientar en los principios y temas para la reflexión de los cristianos.
Dignidad: Toda persona tiene dignidad dada por Dios. «La Iglesia ve en los hombres y mujeres, en toda persona, la imagen viva del mismo Dios» #105.
Cristo, por medio de la encarnación, se ha unido a cada hombre dándonos una dignidad incomparable e inalienable.
Todas las personas tienen igual dignidad, sea hombre y mujer, saludable o enfermo.(Cf. # 144-48).
Dios creó la persona humana a imagen suya y la colocó en el centro de la creación. (Génesis).
Recibimos de Dios la vida y todo cuanto tenemos. Por eso la relación con Dios nunca puede ser eliminada (Cf. #108-9).
Somos cuerpo y alma -No se puede perder de vista la unidad entre cuerpo y alma. Por lo tanto, no se deben despreciar ni el cuerpo ni el alma. (# 125-9).
El hombre es un ser social
El hombre y la mujer fueron creados juntos, demostrando así que la persona humana no es una criatura solitaria, sino que tiene una naturaleza social (Génesis).
El pecado ha afectado la naturaleza humana y está «en la raíz de las divisiones personales y sociales» (116). El pecado nos separa de Dios y también de las demás personas y del mundo.
Pero Dios no nos abandonó a la condición de pecado sino que todos pueden encontrar salvación en Jesucristo y por medio de El compartir la naturaleza de Dios.
El ser humano no es ni absolutamente autónomo ni tampoco una mera célula dentro de un organismo mayor. La naturaleza social de todos los seres humanos significa que crecemos y realizamos nuestra vocación en relación con los demás (#149-51).
Sociedad justa
Sólo puede haber una sociedad justa «cuando se basa en el respeto a la dignidad trascendente de la persona humana» (# 132).
Los derechos humanos se basan en la dignidad de la persona (#152-55).
Libertad
Las autoridades deberían ser cuidadosas con las restricciones que ponen a la libertad (# 133)
Nuestra dignidad humana demanda que actuemos «de acuerdo a una elección consciente y libre» (# 135).
Esta libertad no es, sin embargo, ilimitada, dado que únicamente Dios puede determinar lo que es bueno o malo. Además, la libertad debería ejercitarse por una conciencia guiada por la ley moral natural (#136-43).
El bien común.
El bien común se encuentra el desarrollo de las condiciones que permiten que las personas logren su plenitud más total y fácilmente (Cf. #164). Entre estas: La paz, un sistema jurídico justo y los servicios esenciales. El estado tiene la responsabilidad de salvaguardar el bien común. Pero los individuos también son responsables de ayudar a que se desarrolle, según las posibilidades de cada uno.
El estado también se encarga de reconciliar los bienes particulares de los grupos e individuos con el bien común general. Ésta es una delicada tarea y en un sistema democrático las autoridades deben ser cuidadosas a la hora de interpretar el bien común no sólo según los deseos de la mayoría, sino también respetando el bien de las minorías.
El principio del destino universal de los bienes (# 171-84): Dios ha destinado la tierra y sus bienes en beneficio de todos. Esto significa que cada persona debería tener acceso al nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio tiene que ser puesto en práctica según los diferentes contextos sociales y culturales y no significa que todo está a disposición de todos. El derecho de uso de los bienes de la tierra es necesario que se ejercite de una forma equitativa y ordenada, según un específico orden jurídico. Este principio tampoco excluye el derecho a la propiedad privada. No obstante, es importante no perder de vista el hecho de que la propiedad sólo es un medio, no un fin en sí misma.
Es importante recordar que: «El principio del destino universal de los bienes es una invitación a desarrollar una visión económica inspirada por valores morales que permitan a las personas no perder de vista el origen o propósito de estos bienes, de manera que se logre un mundo de justicia y solidaridad, en el que la creación de riqueza pueda tener una función positiva» (#174).
El principio de la opción preferencial por los pobres, que se ha de ejercitar por medio de la caridad cristiana e inspirarse en la pobreza de Jesús y su atención al pobre.
El principio de subsidiariedad.
La sociedad civil está compuesta por muchos grupos. El estado debería no sólo reconocer su papel y respetar su libertad de acción, sino también ofrecer la ayuda que puedan necesitar para llevar a cabo sus funciones.
Cada persona, familia y grupo tiene algo original que ofrecer a la comunidad (Cf. #187). Una negación de este papel limita, o incluso destruye, el espíritu de libertad e iniciativa.
El principio de subsidiariedad se opone, por lo tanto, a «ciertas formas de centralización, burocratización, y de ayuda al bienestar y de presencia injustificada y excesiva del estado en los mecanismos públicos».
El principio de participación
Es una implicación del principio de subsidiariedad
Todos están llamados por Dios a cooperar en la vida social, cultural y política (Cf. # 189). La participación es uno de los pilares del sistema democrático.
El principio de solidaridad.
Por medio del ejercicio de la solidaridad cada persona hace un compromiso por llevar a cabo el bien común y servir a los demás.
La solidaridad, por lo tanto, significa la voluntad de darnos por el bien de nuestros prójimos.
La solidaridad no es solo filantropía. Nuestro prójimo no es sólo alguien con derechos «sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, redimido por la sangre de Jesucristo y puesto bajo la permanente acción del Espíritu Santo» #196.
En tiempos modernos, ha habido una mayor concienciación de la interdependencia entre los individuos y los pueblos.
La solidaridad es tanto un principio de la vida social como una virtud moral que cada persona debe desarrollar (Cf. #193).
Bien, ¿pero qué hacer con tanta información?
La idea es escoger uno o dos principios, (no es necesario trabajar con todos, más bien es poder adentrarse y profundizar) y elaborar una historia de vida, utilizando técnica narrativa. Ese principio aparecerá en medio de un relato o cuento que describa alguna realidad social actual en que se pueda ver si se cumple o se vulnera. Luego se reflexiona a partir de las preguntas:
¿Cuál es el aporte del principio al desarrollo de la humanidad?,
¿Cuál es el aporte del principio a la realidad de cada uno?
Técnica narrativa:
Mi sugerencia es que primero debe estar definido el principio DSI, luego, focalizarse en un personaje que hace o sufre algo en lo que se ve comprometido e implicado con otros personajes. Luego, encadenar algunas acciones y darles una ambientación. Así llevar la historia hacia un desenlace.
Entonces, se junten a elaborar una historia donde todos participan como en una rueda. Uno que vaya tomando nota y otro que ayude al grupo a perseverar en la tarea. Al finalizar esta primera reunión eligen a un “escritor” que redacta sobre la base de la hoja de apunte. Puede servir elegir un “objeto” que marca relaciones entre los personajes.
Para quienes deseen profundizar un poco más en técnica narrativa:
https://www.literautas.com/es/blog/post-3910/como-escribir-un-cuento-corto/
Los siguientes indicadores pueden ser útiles para orientar en el relato: Deben estar presentes al menos dos de ellos.
1. Describen las diferentes etapas de la vida humana, señalando los principales aportes de la sociedad que contribuyen a su formación.
2. Elaboran líneas temporales “comentadas” de sus vidas, destacando hechos en los cuales se hace presente el compromiso con los demás.
3. Clasifican hechos significativos en su biografía a favor del respeto y la corresponsabilidad con la sociedad y el medio ambiente.
4. Identifican cualidades personales que contribuyen a potenciar el rol activo en la sociedad, desde el amor cristiano.
En síntesis, la tarea a evaluar es:
Crear un cuento: sobre el aporte de uno de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y de la Formación Ciudadana al desarrollo de la humanidad, implicando la responsabilidad que tienen todas las personas del mundo, independiente de sus valores.

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